¿Porqué al pan rusk y al vino guaka?

Porque hay que hablar claro, decir las cosas sencillitas, que las entienda todo el mundo. No hacer lo que hacen muchos políticos, que engañan con la forma y el contenido, o algunos profesores, que creen que cuanto más enrevesadas expongan sus lecciones mejor quedan, o ciertos artistas, ya sean plásticos, músicos o lo que les da la gana, que elaboran unas obras imposible de entender. Incluso este enrevesamiento ha llegado a los fogones de cocina y cocineros hay que hacen unos platos cuyo nombre es más largo que la comida que ofrecen y además, complicadísimos. No es por ser clásico, pero donde estén unos sencillos huevos fritos con patatas y jamón que se quiten todas las novedades de Arzak o Adriá.

Ya les digo, hay que hablar con claridad, con el corazón, con las vísceras.

Por eso mi lema es al pan rusk y al vino guaka.

Clarito, clarito, clarito.